jueves, septiembre 15, 2011

Lo tuyo es darte


Nos empeñamos en apropiarnos de todo
y nos quedamos solo con la frustración.
Queremos programar cada instante
pero la vida se nos escapa de las manos.
Nos gustaría conocerlo todo 
y nos descubrimos los más ignorantes.
Soñamos con triunfar en cada proyecto
pero el fracaso nos devuelve nuestro sitio.

Lo tuyo es dar, darte, sin calcular.
Lo nuestro es recibir, acoger, sin preguntar.
Solo me conozco al mirarme en Ti.
Eres el manantial del que todo brota,
donde veo la primera luz y empiezo a correr.
Eres el mar, donde todo acaba
hacia allá me dirijo, en Ti quiero descansar.

viernes, mayo 13, 2011

Sacramento


Si hablamos de sacramentos, lo primero que nos viene a la mente –si tenemos cierta formación religiosa- son los 7 sacramentos de la Iglesia, que alguna vez aprendimos de memoria. Estos sacramentos están pensados para acompañar la vida de los cristianos en momentos que de alguna manera son importantes.
Pero la palabra sacramento tiene también un sentido más amplio. Por lo visto, por su origen latino significa instrumento que convierte algo en santo. El latín traducía así la palabra griega “myterion”. El misterio en teología no algo que no podemos adivinar como se suele usar normalmente, por ejemplo en un episodio de CSI. Misterio es algo de lo que conocemos algo, pero no todo. Se aplica a Dios, pero también podemos decir que alguien es un misterio para mí, porque conozco algo de ella, pero hay otras muchas cosas que no conozco.
Entonces un sacramento es algo que veo, toco, oigo, algo palpable pero que me remite a Dios. Es algo que aun siendo material y “tocable”, de alguna manera apunta a Dios, al que no podemos “tocar”. Una especie de puente entre nuestra realidad más ordinaria y la realidad de Dios, al que no se le puede reducir a una “cosa” pero que está deseando comunicarse con nosotros. Es toda una experiencia acercarse a algo que nos parece de lo más normal y, sin saber cómo, tener la certeza de que Dios nos ha visitado.
Creo que tendríamos que compartir más cuáles son nuestros sacramentos. Puede ser una foto, una escultura, una canción, un lugar, un olor, personas, escritos… Recuerdo un libro precioso de Leonardo Boff en el que compartía como la colilla del último cigarro de su padre era sacramento para él. Pues que podamos disfrutar de todo lo que nos rodea como sacramento.

domingo, abril 10, 2011

Semana Santa

Una reflexión para la semana santa de un compañero jesuita:
Semana santa:
¿Podemos descansar y al mismo tiempo recordar?
José A. García, sj
Dicen que no hay que vivir de recuerdos pero más verdadero es que sin recuerdos no se puede vivir. Es cierto que hay recuerdos que atan al pasado, que bloquean toda novedad, toda alegría, todo futuro; pero los hay también que dinamizan nuestro presente, que introducen en él acontecimientos y rostros de un pasado que nos llena de energía y ganas de vivir, de un dinamismo nuevo y benefactor. No olvidemos que recordar (re-cordis) significa literalmente pasar de nuevo algo o alguien por el corazón. Algo o alguien que no le deja como estaba, que le mueve.
Pues bien, cercanos ya a la Semana santa, nos preguntamos si es posible o no vivir unidos descanso y recuerdo, vacación y memoria, disfrute y atención… ¿Atención a qué? A los recuerdos que nos traen estos días. Nuestra respuesta es que sí, lo que planteamos en estas líneas es una propuesta para lograrlo.

¿Qué “recuerdos”?
            Lo sabemos desde pequeños pero tal vez nos convenga formularlo nuevamente. He aquí un intento:
           
1º. El primer recuerdo que nos trae la Semana santa es que Jesús fue “un hombre con una misión”: el Hombre que venía de Dios, el Hijo, con una buena noticia para la humanidad, para nosotros, para mí… Sin ese primer recuerdo no hay Semana santa. Cierto que esta semana se llena de imágenes de la pasión de nuestro Señor, y así ha de ser. Pero si nos preguntamos por qué Jesús terminó en la cruz, la respuesta es clara. Terminó así como consecuencia de lo que fue, de lo que hizo y dijo; por la pretensión que tuvo no sólo de anunciar y anunciarse como alguien que venía de Dios, sino también como instaurador en nombre suyo de un nuevo orden de cosas en el mundo.
“Os traigo una buena noticia, decía Jesús a la gente. Dios quiere reinar en vosotros, quiere estar presente en vuestras vidas, alentarlas, consolarlas, dirigirlas. Dios ama la vida, os ama, no está a la puerta como enemigo. Volveos a él, cambiad, sed hermanos unos para otros, hijos todos del mismo padre. Dichosos vosotros si lo hacéis, ay de vosotros si lo impedís…”
Los poderosos de aquel tiempo se dieron cuenta muy pronto de que la vida y el mensaje humano-religioso de Jesús suponía una amenaza para el statu quo imperante que no estaban dispuestos a cambiar. Más todavía porque Jesús se atrevía a vincular su mensaje y a sí mismo con Dios… “Mi Padre y yo somos una misma cosa”
Este primer recuerdo es capital en la Semana santa porque sin él nos se entienden los dos siguientes. Pero, ¿por qué y para qué re-cordarlo, traerlo de nuevo a nuestra mente y corazón? ¿Es compatible, por otra parte, un recuerdo así con he hecho de estar de vacaciones?
Sí merece la pena recordarlo, sí es compatible con estar de vacación. Porque veamos:
·         ¿qué impide que en esta semana santa, al tiempo que descansamos y lo pasamos bien, se llene nuestro corazón de agradecimiento al re-cordar que “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo…”? (Jn 3,16)
·         ¿qué impide que podamos asistir el Jueves santo al recuerdo de la última Cena y primera Eucaristía, sintiendo y gustando de nuevo que Jesús “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”? (Jn 13,1)
·         Ninguna circunstancia externa podría impedirlo, sólo nosotros, nuestra falta tal vez de agradecimiento y amor…

2º. La Semana santa nos trae un segundo recuerdo, trágico y santo a la vez: los poderes de este mundo dicen “No” a Jesús y su Proyecto. El resultado de ese no es su condena a muerte en cruz… Las calles de nuestros pueblos y ciudades se llenan de ese “no” en forma de procesiones, de Cristos crucificados, de Dolorosas… Con el paso del tiempo nos hemos vuelto más cautos al juzgar esta fe popular desde nuestra fe más “ilustrada”. ¿Mucho que purificar? Claro. ¿Mucho que contemplar y admirar? También
Pero recordar al Crucificado, traerlo de nuevo a nuestra memoria y corazón, no tiene por qué inducir en nosotros un clima de tristeza, sino de agradecimiento y de mayor amor. ¿No sucede lo mismo cuando recordamos lo que nuestros padres hicieron por nosotros, los “trabajos” que les costamos?
Este segundo recuerdo la Semana Santa es bueno, nos hace más agradecidos, mejores. Nos vuelve más dispuestos a aceptar por nuestra parte los “trabajos” que nuestra misión actual de padres, profesores, estudiantes… lleva inevitablemente consigo. Hace que Cristo sea un Tú más cercano, más amado, más deseado también.
¿Y por qué no había de ser compatible este segundo recuerdo con el hecho de estar de vacaciones? ¿Qué impide que esos días de descanso se llenen de recuerdos santos, del recuerdo del Crucificado? Ninguna circunstancia externa podría impedirlo, sólo nosotros, nuestra falta tal vez de agradecimiento y amor…

3º El tercer recuerdo de la Semana santa es éste: Dios dice “Sí” a Jesús, le da la razón quitándosela a quienes le crucificaron. Ese sí de Dios a la persona y el proyecto de Jesús no es una simple palabra, es una acción de Dios sobre el Crucificado, es un sí que lo resucita. Normalmente vinculamos más esta semana santa al Jueves y Viernes santo que al Domingo de resurrección. Y sin embargo… Sobre la Cruz de Jesús en el viernes santo pende una terrible interrogación: ¿tiene futuro el Crucificado, sí o no? ¿Lo tienen todos sus hermanos y hermanas llevados injustamente a la muerte? ¿Lo tienen las vidas entregadas? ¿Lo tenemos nosotros? Jesús ha llevado la vida hasta unos límites de entrega, de amor, de defensa de los pobres, enfermos y pecadores imposibles de superar. Bien, así fue, ¿pero ahora, qué?
La resurrección de Jesús es el sí de Dios a su vida, a Él y su proyecto, a su modo de llevarlo a término. La última palabra sobre la vida no la tienen los verdugos (la muerte es de todas formas un verdugo universal) sino Dios y la dice a favor de los crucificados, de quienes vivieron dando vida a los demás aun a costa de su propia vida. Eso es lo que recordamos en este día como sucedido a Jesús y como promesa para quienes lo siguen.
Es posible estar de vacaciones y recordar este acontecimiento. Y alegrarnos por Jesús y por el futuro de Dios para la humanidad. Para las personas que quiero a cuya muerte total no podría acostumbrarme nunca. Para los pobres y desechados de este mundo cuya vida no-vivida Dios restaurará. Para mí… Es posible estar de vacaciones y recordar. Ninguna circunstancia externa podría impedirlo, sólo nosotros, nuestra falta tal vez de agradecimiento y amor…

La belleza, umbral del acceso a Dios
“¿Fue usted, príncipe, quien dijo una vez que el mundo se salvaría por la belleza? ¡Señores! El príncipe sostiene que el mundo se salvará por la belleza […] Pero, ¿qué belleza es ésa que salvará al mundo”?
Es la pregunta que dirige Hippolit, el joven ateo y nihilista de la novela El Idiota, a Miskin, el príncipe idiota. El lector espera ansioso una respuesta pero esa respuesta no existe; el diálogo sigue por otros derroteros. Con todo, se sabe que en ésta y otras novelas suyas Dostoiewski está aludiendo a la belleza de Jesucristo.
Nada ha existido en este mundo tan Bello, Verdadero y Bueno como Jesucristo. En el Crucificado resplandece como en ningún otro lugar esa Belleza, la que irradia una vida entregada… Porque bellezas existen muchas pero no todas irrumpen del mismo modo en nosotros. Algunas no hacen más que encandilar nuestro instinto de posesión, nuestro principio placer. Otras, sin embargo, trasparentan una Presencia real que nos atrae hacia sí despertando en nosotros el anhelo de trascendencia. La belleza de Jesucristo es de estas segundas. Irradia verdadera humanidad, revela lo mejor de nosotros mismos, tira de nosotros hacia sí...
¿Qué sucedería si un día se nos apareciera ese Jesucristo, así contemplado, así re-cordado? ¿No se convertiría, tal vez, en el nuevo objeto de nuestro deseo, en el Modelo humano-divino hacia el cual trascendernos? Convertirse es ser atraído, escribió el Prior de los cistercienses asesinados en Argelia, cuya película ha conmoviendo a tantos en estos últimos meses.

Vamos a intentarlo
            Como cristianos somos, así pues, una “comunidad de memoria”. Las comunidades de memoria viven de un acontecimiento fundante que las mantiene cohesionadas y activas a través de la historia, abriéndolas simultáneamente hacia el futuro. Para nosotros ese acontecimiento fundante es Jesús: su vida, muerte y resurrección. Recordarlo y narrarlo es vital para nosotros. Sentir y gustar que nuestra identidad personal ni quiere ni puede definirse sin referencia a esa memoria, puede ser una realidad dichosa que llene nuestro corazón de Paz, Misión y Espíritu, los tres dones que el Resucitado regala a su primera comunidad de discípulos…
            Concluimos ya. Tenemos derecho a descansar después de este largo trimestre. Claro que sí, lo tenemos. Podemos juntar descanso, recuerdo y celebración durante esta Semana Santa. Claro que podemos.
            ¿Por qué, entonces, no intentarlo? ¡Necesitamos tanto de una Belleza salvadora que nos ayude a perforar hacia adelante y hacia abajo nuestros pequeños y repetitivos circuitos cotidianos…!

lunes, enero 31, 2011

Contingencia

Hoy traigo al blog un concepto muy común en la filosofía y la teología, aunque también la ciencia recurre a él. Se trata de la contingencia. No es un palabra que usemos mientras tenemos una cerveza en la mano, pero me parece que nos iría mejor si esta idea estuviera más presente en nuestras vidas. Pero ojo, que no es algo que nos encaje hoy a la gente de nuestra cultura.
La RAE define contingencia como "posibilidad de que algo suceda o no suceda". Que nuestra existencia sea contingente (como dicen muchos pensadores) es que no la controlamos, que somos pero podíamos no ser. Me cuesta explicarlo, y creo que es una experiencia no racional, sino que coge a toda la persona, que podemos y debemos vivir: experimentar esta contingencia. 
Desde la ciencia podemos decir somos porque un espermatozoide entre millones fecundó un óvulo; o más atrás, que el ser humano existe porque se dieron infinidad de condiciones naturales que permitieron una evolución hasta nuestra especie. La fe nos dice que somos porque Dios nos ha creado porque... SÍ, porque quiso, gratuitamente, nos dio la vida y el ser.
Hoy más bien tendemos a creernos todopoderosos, que todo lo merecemos y podemos tener, tenemos infinidad de derechos y de privilegios. Pero todo eso se viene abajo cuando nos enfrentamos a la muerte, a la enfermedad, a cualquier limitación.
No quiero decir que en vez de creernos los más "guays" del universo tengamos que vernos poca cosa y que nuestra existencia es insignificante. La alternativa es tan bonita como vivirnos como hijos de un Dios que todo lo hace por Amor.

domingo, enero 23, 2011

De dioses y hombres

Ayer fui a ver De dioses y hombres, una película que quedará en esa lista que todos tenemos de imprescindibles.
Lo que yo valoro de una película es que te provoque emociones auténticas y que te plantee preguntas hondas. Y por supuesto, que sea bella.
Se trata de la historia de unos monjes trapenses en Argelia que fueron asesinados. En ese tiempo había grupos fundamentalistas que mataban a los que no pensaban como ellos. Ellos pudieron haberse ido pero decidieron quedarse con la gente con la que compartían la vida y en el sitio en que se sentían llamados a vivir.
Esos hombres no eran superhéroes, ni tenían especiales cualidades. Más bien la película los retrata con dudas, dificultades cotidianas y miedos. En la película se tratan temas que darían para más de una de esas conversaciones en buena compañía hasta las tantas.
A mí De dioses y hombres me habla de que dar la vida es la única manera de vivir plenamente, darse es el único modo auténtico de vivir. Para esto uno tiene que encontrar algo por lo que merezca la pena dejarlo todo. Estos monjes pusieron a Dios en el centro de sus vidas, y desde Él, pudieron configurar el resto. Tanto que hasta pudieron vivir felices y en paz en medio del peligro mortal en el que se encontraban. Estas vidas son un testimonio que nos invitan a mirar a lo esencial, a las cosas por las que merece la pena vivir… y morir.

lunes, enero 17, 2011

La Iglesia

Siento el rollo teológico, pero es en lo que ando ahora. Una de las asignaturas que tengo ahora es eclesiología: un tratado sobre la Iglesia. Ahí va eso, en estos tiempos. No tengo mucha idea de historia, pero estoy seguro de que la Iglesia no está en uno de los momentos de mejor “imagen” ante la sociedad. También estoy seguro de que los ha habido mucho peores. Pues aunque a nuestra generación le guste ser el ombligo del universo dos mil años dan para mucho.
Hay muchas cosas de la Iglesia que no me gustan, muchas que no me convencen, muchas que cambiaría. Y entiendo que se critique a la Iglesia, pues hay muchas cosas criticables. Lo que no me gusta es la crítica sin conocimiento y desde tópicos.  Y hoy no es nada fácil encontrar críticas fundadas (a la Iglesia y a cualquier cosa).
De lo estudiado me quedo con la idea de que la Iglesia tiene una dimensión humana y otra transcendente. Por ser humana es imperfecta, débil, incoherente, tiene pecados, se aleja del evangelio, no sabe acoger, tiende a imponerse… en fin como cualquiera de nosotros pero en “institución”, a lo grande. Pero por tener esa otra dimensión transcendente, que viene de Dios, la Iglesia sigue anunciando el evangelio dos mil años después, sigue siendo signo del Reino, está comprometida en muchos lugares, algunos donde nadie más se atreve a ir, y al que quiere, le ayuda a encontrarse con Dios.
Todas las cosas que me cabrean de la Iglesia, incluso las más horribles, no pueden hacerme renegar de mi fe. Y es que yo creo en Jesús, el Señor; eso sí, desde la Iglesia, que aunque tiene millones de defectos, es la que sigue transmitiendo lo más bonito que Dios le ha dicho al hombre.

jueves, enero 06, 2011

Sacerdocio

Estos días atrás hemos estado unos compañeros jesuitas pasando unos días orando, reflexionando y compartiendo en torno al sacerdocio. En principio el curso que viene pediremos ser ordenados y, si todo va bien, nos ordenarán diáconos. Y aunque llevo casi diez años como jesuita me sigue sorprendiendo que algún día sea cura. Creo que es porque hay muchas etiquetas vinculadas al sacerdote, y muchas contradictorias. Y esos mismos prejuicios se mezclan en mí.
Si tuviera que exprimir al máximo lo que voy viendo que es ser cura diría algo como que es comunicar que nada puede separarnos de Dios. Tendría que ser un mensaje positivo, optimista, que al que lo recibe le haga levantar la mirada y le diera esperanza.
Por un lado, ser cura implica estar el servicio de la comunidad. Y sólo sirviendo como Jesús (desde abajo) se puede ser buen cura, estando atento a lo que la gente necesita. Pero no es sólo eso. También es tener una llamada particular a transparentar a Jesús. Y esto no puede significar ser mejor, o estar por encima. En todo caso al contrario.
Hoy esta noticia que queremos comunicar no es -de entrada- recibida. Estamos en una cultura con un "nihilismo natural", donde de alguna manera no nos interesa nada que no sea instantáneo y palpable. Estoy convencido de que la gente necesita, y de algún modo busca, lo que sólo Dios puede darnos. Pero nos cuesta mucho confiar y dar un salto sin tener todo asegurado. Y es por eso también que hoy me parece que no es fácil ser sacerdote. Porque yo al menos no sé cómo transmitir este tesoro que tenemos en vasijas de barro.

martes, julio 06, 2010

Regalos

Llevaba meses sin escribir nada en este blog. Nada previsto. Cuestión de inercias. A primera vista pensaba que dado que mi vida es más monótona como estudiante hay menos cosas que escribir. Esa es una impresión que he tenido muchas veces, y que todavía me sigue tentando. Que una vida con cambios, retos, impactos, aventurera, llamativa merece más la pena ser vivida. Mientras que tantos millones de vidas grises, rutinarias, monótonas, que resultan menos atractivas, son menos interesantes. Eso es una falacia.

Tiene gracia que escriba esto desde Sudán, donde este verano estoy teniendo una experiencia de trabajo con el JRS (Servicio Jesuita para los Refugiados). Y quizá por eso tenga más valor esta reflexión. Porque aquí la vida, al menos para los que aterrizamos en estas tierra por primera vez, es una hemorragia de sensaciones. Pero la intensidad, la profundidad o la sacralidad de nuestra vida no depende de lo que nos pase “externamente”, de los cambios que haya, sino de cómo vivamos lo que se nos da. Estoy convencido de esto, de que la vida se nos da, se nos regala a cada instante. Y si somos capaces de recibirla como don gratuito, aunque sea la vida más aburrida del mundo, será maravillosa, feliz y sagrada.

Llevo tiempo pidiéndole a Dios esta actitud, de saber acoger lo que se me da. De no caer en la tentación de apropiármelo, de creerme dueño, de exigir...

jueves, marzo 18, 2010

Amistad

Cuando una mirada atraviesa capas hasta llegar a lo nuclear con ternura y suavidad

Cuando estando juntos dejas de preocuparte por “dar una imagen”

Cuando sabes que sobra explicar algo porque ya te ha entendido

Cuando es parte habitual en tu oración

Cuando te cuesta definirte sin lo que en ti hay de ella

Cuando te sabes sostenido por ella en momentos duros

Cuando te hace ver tus engaños con delicadeza

Cuando el amor continua a pesar de que lo sabe todo de ti

Cuando confía en tí más allá de lo prudente

Cuando el perdón es sobrehumano y te perdona

Cuando sientes que le conoces de toda la vida y te da pena no haberle conocido antes

Cuando su palabra es consuelo y corrección amorosa

Cuando compartir vida se convierte en una experiencia de Dios

Cuando tus lágrimas son sus lágrimas

Cuando un abrazo detiene el mundo aunque sea desde la distancia

Cuando a su lado crecer es lo natural y la lucha se hace fácil

Cuando sus miradas, palabras, silencios, lágrimas... te acarician el alma

Cuando, mostrando nuestra desnudez, nos sentimos bellos y arropados

miércoles, febrero 17, 2010

Tánger dieciséis de febrero 2010 (de Helena Maleno)

Imagina que diste a luz el domingo pasado en un hospital público marroquí. Un niño precioso.

Imagina que te dieron el alta al día siguiente, lunes.

Imagina que volviste a casa, cansada, sangrando del post-parto, con dolores aún en un útero que lucha por volver a su sitio.

Imagina que en casa te está esperando tu niña de dos años y dos meses y tu pareja.

Imagina que esta mañana mientras bañabas al bebé comenzaste a ver que le costaba respirar.

Imagina que corriste al hospital público marroquí.

Imagina que te dijeron que no podían atenderte.

Imagina que fuíste dos veces.

Imagina que la tercera vez tu bebé dejó de respirar casi en la puerta del hospital.

Imagina que pediste auxilio por tu bebé muerto.

Imagina que se lo llevaron a la morgue del hospital.

Imagina que a ti, a tu niña de dos años y dos meses y a tu pareja os llevaron a comisaría.

Ahora imagínate retorciéndote de dolor en las entrañas, el dolor agrio de la muerte de tu hijo, el dolor de un útero que te recuerda recién parida, el dolor de una leche que sube a tus senos duros como piedras. Pero imagínate NEGRA, imagínate AFRICANA, imagínate POBRE, imagínate SIN PAPELES.

Estás sentada, doblada sobre tu vientre en aquel sucio despacho de policías que van y vienen y te hablan en una lengua que no entiendes. Allí te miro e intento traducirte las preguntas que me parecen estúpidas, crueles e inhumanas.

Quieren saber qué haceis en su reino, cómo habeis entrado y cuánto tiempo llevais aquí. Quieren saber cómo os llamais, cómo se llaman vuestros padres y porqué habeis venido.

Tu pareja grita y pide piedad. Sabe que todas las preguntas van dirigidas a justificar una deportación al desierto. Tu pareja grita y te tranquiliza llamándote “honey”.

Tu niña sonríe, juega con su gorro y canta “haleluya”.

La policía busca un intérprete de árabe a inglés para hacer el parte y llevaros a Tribunal.

Me dices que si te deportan al desierto y allí te violan no crees que aguantarás el dolor, que aún estás recién parida.

Un policía se me acerca y me pregunta : ¿Por qué haceis ésto? ¿Por placer?. Este amable policía llama “esto” a acompañar a unos padres sumidos en el dolor, a comprar algo de comida para una niña que lleva todo el día sin probar bocado y a intentar traer un poco de humanidad o al menos de buen trato a esa puñetera comisaría.

Entonces le miro, me horroriza su frialdad, y le contesto, lo hacemos por amor. Veo en él a esos seres que comen, cagan y hacen de policía para poder seguir comiendo y cagando. Siento lástima.

Detienen a tu pareja en comisaría y me dicen que como caso humanitario te dejan dormir en casa. Mañana tienes que pasar el Tribunal junto a tu marido.

Te hundes. Es la primera vez que te veo enderezar ese vientre que te duele. Gritas y lloras hasta que un policía te manda callar.

No lo soporto, me puede la escena y le pido por favor que entienda que tu hijo ha muerto hoy, que estás recién parida, que te duelen las entrañas.

Me responde con desprecio que en este reino hay unas leyes, que aquí se hace lo que dice el procurador del rey y que tú eres una NEGRA CLANDESTINA.

Mañana iremos al Tribunal, mañana un hombre de este reino decidirá si te tiran a ti y a tu niña al desierto de madrugada. A partir de ahí la suerte decidirá si serás violada, si tu hija será raptada o porqué no violada también.

Imagínate que todo eso te ha pasado hoy.

Imagínate que a todas nos duelen sus entrañas.

Imagínate que a todas nos duelen nuestras entrañas.

sábado, enero 09, 2010

Elogio del aburrimiento

Ayer, tomando chocolate con Chiqui, nos lamentábamos de que muchas veces vivimos en la superficie. Somos una generación de juicios rápidos, que nos saltamos ritos y no le damos importancia a los ritmos de los procesos, y estamos malacostumbrados a tenerlo todo ahora y aquí. Sin duda, estos son síntomas de los infinitos avances de los que disfrutamos en nuestra parte rica del mundo. Algo que en principio es bueno, pero que puede degenerar en personas cuya única fuente de información es wikipedia, la plaza donde se relaciona con otra gente el messenger o el facebook y que sea incapaz de valorar lo diferente como una riqueza.
Pues una de las causas de todo esto nos parecía que era ausencia de aburrimiento. Sí, si uno no se pasa una tarde entera en su casa sin nada que hacer no se le ocurre coger un libro de la biblioteca y empezar a leerlo, o pararse a pensar en por qué sufrimos, o rezar dirigiéndose a un Dios del que sólo ha escuchado hablar a otros. Si Ignacio de Loyola no se hubiera aburrido durante una enfermedad no habría leído libros que le hicieron buscar a Dios, y finalmente fundar la Compañía de Jesús. Si Newton no hubiese tenido tiempo de aburrirse no habría empezado a curiosear haciendo experimentos. Si grandes poetas no hubiesen tenido tiempos aburridos no podríamos leer obras maestras de la literatura.
Pero hoy está prohibido aburrirse. Y si comenzamos a tener síntomas tenemos videoconsolas, internet, móviles, cines, y millones de oportunidades más para matar esa sensación de aburrimiento, desagradable ciertamente, pero que puede ser la puerta a cosas maravillosas.

martes, diciembre 01, 2009

Geometría del adviento

El año pasado en catequesis (de 2º año de comunión), un día como hoy al tratar el tema del adviento, un niño me preguntó que si otra vez teníamos que “hacer el adviento”. Claro, se acordaba de que el año anterior le había soltado el mismo rollo y no quería volver a oírlo. Le parecía horrible tener que estar todos los años repitiendo la misma historia. Yo reconozco que también me pasa, que pienso "otra vez lo mismo". Y es como verte en la rueda de un hamster dando vueltas a la misma historia sin moverte del sitio.

Me voy a permitir hoy un guiño ingenieril como dejo entrever en el título. Esa, de la jaula del hamster, es una forma de plantearnos las cosas. Entonces el año sería como un círculo que da vueltas. El truco puede estar en meterle una dimensión más. Si un círculo, al ser plano, tiene dos dimensiones y le metemos una tercera es como si con el dedo damos vueltas y la vez andamos. Entonces la trayectoria que hace nuestro dedo es una hélice. Como un sacacorchos o un tornillo. Lo que me parece sugerente es que cada vez que damos una vuelta a un sacacorchos éste está más profundo.

Algo así tendría yo que hacer con el adviento. Que este tiempo nos ayude a entrar más hondo. No quedarme en lo de todos los años, sino tratar de entrar un poco más en el misterio. Sí, ya hemos oído muchas veces que Dios viene, que Jesús nace... pero yo todavía creo que no alcanzo ni a intuir lo que eso significa. Desde luego, si se lo contamos a alguien que no tenga ni idea del cristianismo y le decimos que nuestro Dios nace en un pesebre con unos padres pobres y en medio de un burro y un buey...

jueves, noviembre 19, 2009

Otra palabra a recuperar

Los que hayáis leido otras veces este blog sabréis de mi afición por recuperar palabras, por tratar de sacar a luz significados de ellas que con el mal uso quedan olvidados.
De lo que quiero hablar es de un tema que últimamente ha salido mucho en mi contexto: en conversaciones con dos amigas (una antigua y otra nueva), en mi oración, incluso en las clases. Y gira en torno a una realidad de nuestro tiempo que me preocupa. Y es que cada vez estamos menos dispuestos a renunciar. Hoy el que me apetezca algo me autoriza para conseguirlo ya. A nadie le parece normal pensar que haya que esforzarse para conseguir lo que uno desea, y mucho menos, renunciar a ello.
La palabra a la que me refería me cuesta sacarla porque suena mal, y quizá si la hubiese puesto al principio más de uno hubiera preferido no seguir leyendo. Bueno, allá voy, prepárense: me refiero al sacrificio. Yo mismo me sorprendí al descubrir la etimología tan bonita que tiene. Es sencillo deducirlo: si purificar es hacer puro o mitificar es hacer algo un mito, sacrificar es hacer algo santo. ¿No es sorprendente? Sí, porque hoy sacrificar suena a rancio, a renuncia porque me obligan o porque alguien dice que es malo. Pues sacrificar algo es (o debería serlo) hacerlo santo. Y vaya por dios (valga la redundancia) ya está aquí Dios por medio. Porque el adjetivo santo indica que eso está consagrado a Dios.
Y cuidado porque hay muchos dioses. No me refiero a ese sádico al que Amenabar o a veces también algunos representantes eclesiales se refieren. A esos mejor no sacrificarles nada. Pero al Dios de la vida, a ese cuya mayor cualidad es el amor y que quiere lo mejor para ti y para mí, a ese si que me apunto a ofrecerle cosas para que las haga santas.
El ser capaz de renunciar a algo es signo de madurez, el que tiene que tenerlo todo ya es un niño aunque tenga muchos años. Y si la renuncia es por un valor mayor rápidamente el sacrificio se carga de sentido. Si una madre sacrifica su tiempo por sus hijos, o el estudiante sacrifica su diversión por formarse o el niño su apetito goloso por su hermano menor, se hacen más humanos, más plenos.
La pena es cuando nos quedamos en la renuncia y olvidamos su sentido. Entonces nos hacemos huraños, envidiosos y amargados. Tenemos que apuntar más alto para llenar de vida y de Dios nuestras vidas y nuestras renuncias. Pero cuidado porque no es fácil.

lunes, noviembre 09, 2009

Agora


Este fin de semana fui a ver Ágora, la película nueva de Amenabar. Iba ya con muchas opiniones sobre la película, pero traté de que no me influyeran. Ciertamente hay mucha ideología detrás y muchos prejuicios sobre el cristianismo. Y me da pena que esas críticas se queden en estereotipos y tópicos muy superficiales. Como también me dan pena a veces análisis hechos "desde la iglesia" igual de facilones.
Por supuesto que ha habido episodios en la historia de la Iglesia tristes, llenos de violencia, en los que los valores del Evangelio han quedado sepultados por ambiciones, deseos de poder y otros antivalores. Pero la trampa de la película es que habla del cristianismo en sí. Y creo que siendo honestos esto no se puede decir.
No me gusta tampoco que el hilo de la película viene a ser un enfrentamiento forzado entre la ciencia y la religión, o entre la fe y la razón. Un planteamiento simplista y maniqueo que cae por su propio peso. Basta con echar un vistazo a los grandes pensadores de la humanidad y ver cómo la inmensa mayoría eran creyentes (de alguna religión). De cine no entiendo mucho, y posiblemente técnicamente la película sea buena, pero me parece que se desaprovecha un personaje como Hipatia (la protagonista), que apuntando alto al final se queda en poca cosa.
Me da pena que hoy, nuestros "intelectuales", casi siempre, caigan en análisis que se quedan en la superficie, que en dos frases ya dictan sentencias sin posibilidad de apelación. Me gustaría que fuésemos algo más profundos, que consiguiéramos llegar a las entrañas de la realidad, que pudiésemos atisbar la belleza de lo complejo y así enriquecernos unos a otros. Creo que a nuestro modo de vivir la fe le hace falta una crítica que nos ayude a plantearnos nuestras razones hondas, pero me temo que faltan quienes la puedan hacer. Como también creo que falta cristianos que den razones de nuestra fe en un lenguaje de hoy para la gente de hoy.

viernes, octubre 02, 2009

Etty

Acabo de descubrir a Etty Hillesum, una judía que fue asesinada por los nazis, y que antes de morir vive un proceso espiritual precioso que nos dejó reflejado en sus diarios. Dejo aquí un par de párrafos de los que se quedan un tiempo rondando la cabeza:

La cumbre del amor consiste en esto: salvaguardar la libertad del ser amado. Si hay algo culpable en el amor, es no aumentar la libertad del amado con toda la libertad que uno lleva dentro. Si amamos de verdad, se impone una sola exigencia: respetarse mutuamente en la propia libertad...
Acoger al otro en mi espacio interior y dejarle desarrollarse, disponerle en nosotros un sitio donde él pueda crecer y desplegar sus propias virtualidades. Sí, vivir con el otro, aunque no lo veamos durante años. Dejarle que siga viviendo en nosotros y vivir con él: esto es lo esencial. De este modo, podemos seguir caminando con alguien sin dejarnos deportar por las vicisitudes de la existencia... Por eso, cuando se ama de verdad, hay que estar dispuesto a sufrir. De lo contrario, se trataría de un amor no auténtico, de un amor centrado en nosotros mismo, de un amor posesivo.

viernes, septiembre 25, 2009

Vuelta al cole

El lunes que viene empiezo las clases de teología. Supongo que me costará volver a la vida de estudiante, oír muchas clases, tomar apuntes, hacer esquemas, memorizar… Creo que no será fácil.

Lo que me consuela un poco es que la materia del estudio es importante para mí, pues aunque llevemos tiempo hablando de Dios, la fe, la iglesia… me falta mucha base para poder dar razones de lo que creo. Además creo que es bastante diferente estudiar con 18 años a hacerlo con casi treinta, pues uno ya tiene una capacidad crítica, unos intereses, una experiencia vital, y todo eso espero que ilumine es estudio.

Pero lo que más importante me parece es que voy con preguntas, cuestiones que quiero hacerle a la teología –aun a sabiendas que muchas no serán resultas-, pero lo más bonito es que muchos de esos interrogantes no son míos, sino que ha habido gente que me los ha ido entregando en estos años. Y esta encomienda es lo que más me mueve a estudiar.

martes, septiembre 22, 2009

Aplicando sentidos

Señor, déjame ir contigo

sólo quiero caminar

detrás, pisar donde pisas

mezclarme entre tus amigos.

Recorrer esas aldeas

que habitan los olvidados

los que no recuerda nadie

ver como los recuperas.

Quiero escuchar tu palabra

simple y preñada de Dios

que aunque a muchos incomode

a tanta gente nos sana.

Quiero sentarme a tu mesa

comer del pan compartido

que con tus manos repartes

a todos los que se acercan.

Y un día tocar tu manto

como aquella pobre mujer

suave, sin que tú lo notes

arrancarte un milagro.

Esa que todos marginan

se atreve a acercarse a tus pies

y derrama su perfume

porque en ti se ve querida.

Que de tanto ir junto a ti

pueda conocerte más

tú seas mi único amor

y te siga hasta morir.

martes, septiembre 08, 2009

Por Madrid


Hace pocos días llegué a Madrid. Es la segunda vez que vivo en esta ciudad, y debe gustarme porque me hace ilusión volver. Ahora estoy en un tiempo de cambio. Después de 2 años intensos en El Puerto de Santa María, toca cambiar de ciudad, de gentes, de actividad, de comunidad, de contextos... Ahora tengo la sensación de ser como una planta a la que trasplantan, en ese tiempo en que tiene las raíces en el aire, esperando tierra nueva donde asentarse.
En la vida del jesuita, uno de los elementos del pack es esta disponibilidad de cambiar. Algunos me han dicho que eso debe ser horrible porque es como empezar otra vez de nuevo, dejar atrás gentes y proyectos queridos... y tienen parte de razón. Otros me dicen que debe ser una suerte eso de ir tejiendo redes de cariño en tantos lugares, con la ilusión que los sueños nuevos traen y la emoción de vivir lo inesperado... y también tienen razón.
Una cosa que tiene bonito eso de tener las raíces en el aire es que uno se agarra más a Dios, pues Él es como esa tierra pegadita que nunca se despega y que estaba en la maceta antigua y nos espera en la nueva.

viernes, junio 12, 2009

Empatía


Una palabra que se ha ido colando cada vez más en nuestras conversaciones es “empatía”. Recuerdo que la primera vez que la escuché fue en Proyecto Hombre, y me dijeron que era ponerse en el lugar del otro. Hay otro palabra, compasión, que me parece que tienen el mismo origen, sólo que ésta ya está en el cementerio de palabras mal usadas. Algún día deberíamos ir y resucitar palabras preciosas como caridad, austeridad, humildad… que nos hemos cargado. Y lo malo es que de algunas no tenemos “sustitutas”, y lo que no se nombra dicen los filósofos del lenguaje que desaparece.

Consideraciones lingüísticas aparte, esa cualidad de la empatía me parece crucial. Creo que es un don, el poder hacernos conscientes de lo que otra persona vive. Supone renunciar a estar mirándome el ombligo, a salir de mi propio yo y atrevernos a mirar por las ventanas de los demás, con todos los riesgos que eso conlleva.

Hace poco una amiga me decía que le daba pena que los curas no teníamos empatía. No porque sea un problema de nuestro gremio sino porque ella pensaba que si alguien debía saber ponerse en el pellejo de otro debíamos ser los religiosos. No quiero entrar a ver quién tiene más empatía, pero me temo que no me equivoco al decir que es algo que nos falta hoy en día a toneladas, porque estamos tan ensimismados y con tantos “problemas” que no nos gusta ponernos en los zapatos de los demás.

Si me pongo a pensar en Jesús, me vienen muchas situaciones en las que él tenía la dichosa empatía. Hasta me parece que más de una vez nos cuentan que se le conmovieron las entrañas, es decir, se le revolvían las tripas a Jesús cuando veía a otros pasándolo mal. Creo que no nos vendría mal un poco menos de autoestima y poco más de empatía.

jueves, mayo 14, 2009

Taizé en Sevilla

Este fin de semana participé en el encuentro de Taizé en Sevilla. Me llamó mucho la atención el contraste entre el estilo de mi ciudad (barroco, apasionado, exagerao...) y el de los hermanos de Taizé, más austero y sencillo. Creo que a los que hemos participado nos ha quedado un poso de paz. Me quedo con dos cosas: esa sencillez y su búsqueda de la comunión. Van a lo esencial, el hno. Aloise insistía en el encuentro con Dios. Todo lo demás son prolegómenos. Necesarios, pero accidentales. Se me ha quedado la resonancia de las palabras de Sta Teresa que tanto hemos cantado “sólo Dios basta”. Quiero aprender de esta espiritualidad el deseo de unir, de saber encontrar cruces de caminos, puentes, lugares familiares... y quiero desaprender mi sensibilidad para detectar lo que no me gusta, lo que cambiaría... porque estoy convencido que a todas las personas, en el fondo, buscamos lo mismo.