domingo, enero 23, 2011

De dioses y hombres

Ayer fui a ver De dioses y hombres, una película que quedará en esa lista que todos tenemos de imprescindibles.
Lo que yo valoro de una película es que te provoque emociones auténticas y que te plantee preguntas hondas. Y por supuesto, que sea bella.
Se trata de la historia de unos monjes trapenses en Argelia que fueron asesinados. En ese tiempo había grupos fundamentalistas que mataban a los que no pensaban como ellos. Ellos pudieron haberse ido pero decidieron quedarse con la gente con la que compartían la vida y en el sitio en que se sentían llamados a vivir.
Esos hombres no eran superhéroes, ni tenían especiales cualidades. Más bien la película los retrata con dudas, dificultades cotidianas y miedos. En la película se tratan temas que darían para más de una de esas conversaciones en buena compañía hasta las tantas.
A mí De dioses y hombres me habla de que dar la vida es la única manera de vivir plenamente, darse es el único modo auténtico de vivir. Para esto uno tiene que encontrar algo por lo que merezca la pena dejarlo todo. Estos monjes pusieron a Dios en el centro de sus vidas, y desde Él, pudieron configurar el resto. Tanto que hasta pudieron vivir felices y en paz en medio del peligro mortal en el que se encontraban. Estas vidas son un testimonio que nos invitan a mirar a lo esencial, a las cosas por las que merece la pena vivir… y morir.

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