martes, julio 06, 2010

Regalos

Llevaba meses sin escribir nada en este blog. Nada previsto. Cuestión de inercias. A primera vista pensaba que dado que mi vida es más monótona como estudiante hay menos cosas que escribir. Esa es una impresión que he tenido muchas veces, y que todavía me sigue tentando. Que una vida con cambios, retos, impactos, aventurera, llamativa merece más la pena ser vivida. Mientras que tantos millones de vidas grises, rutinarias, monótonas, que resultan menos atractivas, son menos interesantes. Eso es una falacia.

Tiene gracia que escriba esto desde Sudán, donde este verano estoy teniendo una experiencia de trabajo con el JRS (Servicio Jesuita para los Refugiados). Y quizá por eso tenga más valor esta reflexión. Porque aquí la vida, al menos para los que aterrizamos en estas tierra por primera vez, es una hemorragia de sensaciones. Pero la intensidad, la profundidad o la sacralidad de nuestra vida no depende de lo que nos pase “externamente”, de los cambios que haya, sino de cómo vivamos lo que se nos da. Estoy convencido de esto, de que la vida se nos da, se nos regala a cada instante. Y si somos capaces de recibirla como don gratuito, aunque sea la vida más aburrida del mundo, será maravillosa, feliz y sagrada.

Llevo tiempo pidiéndole a Dios esta actitud, de saber acoger lo que se me da. De no caer en la tentación de apropiármelo, de creerme dueño, de exigir...

jueves, marzo 18, 2010

Amistad

Cuando una mirada atraviesa capas hasta llegar a lo nuclear con ternura y suavidad

Cuando estando juntos dejas de preocuparte por “dar una imagen”

Cuando sabes que sobra explicar algo porque ya te ha entendido

Cuando es parte habitual en tu oración

Cuando te cuesta definirte sin lo que en ti hay de ella

Cuando te sabes sostenido por ella en momentos duros

Cuando te hace ver tus engaños con delicadeza

Cuando el amor continua a pesar de que lo sabe todo de ti

Cuando confía en tí más allá de lo prudente

Cuando el perdón es sobrehumano y te perdona

Cuando sientes que le conoces de toda la vida y te da pena no haberle conocido antes

Cuando su palabra es consuelo y corrección amorosa

Cuando compartir vida se convierte en una experiencia de Dios

Cuando tus lágrimas son sus lágrimas

Cuando un abrazo detiene el mundo aunque sea desde la distancia

Cuando a su lado crecer es lo natural y la lucha se hace fácil

Cuando sus miradas, palabras, silencios, lágrimas... te acarician el alma

Cuando, mostrando nuestra desnudez, nos sentimos bellos y arropados

miércoles, febrero 17, 2010

Tánger dieciséis de febrero 2010 (de Helena Maleno)

Imagina que diste a luz el domingo pasado en un hospital público marroquí. Un niño precioso.

Imagina que te dieron el alta al día siguiente, lunes.

Imagina que volviste a casa, cansada, sangrando del post-parto, con dolores aún en un útero que lucha por volver a su sitio.

Imagina que en casa te está esperando tu niña de dos años y dos meses y tu pareja.

Imagina que esta mañana mientras bañabas al bebé comenzaste a ver que le costaba respirar.

Imagina que corriste al hospital público marroquí.

Imagina que te dijeron que no podían atenderte.

Imagina que fuíste dos veces.

Imagina que la tercera vez tu bebé dejó de respirar casi en la puerta del hospital.

Imagina que pediste auxilio por tu bebé muerto.

Imagina que se lo llevaron a la morgue del hospital.

Imagina que a ti, a tu niña de dos años y dos meses y a tu pareja os llevaron a comisaría.

Ahora imagínate retorciéndote de dolor en las entrañas, el dolor agrio de la muerte de tu hijo, el dolor de un útero que te recuerda recién parida, el dolor de una leche que sube a tus senos duros como piedras. Pero imagínate NEGRA, imagínate AFRICANA, imagínate POBRE, imagínate SIN PAPELES.

Estás sentada, doblada sobre tu vientre en aquel sucio despacho de policías que van y vienen y te hablan en una lengua que no entiendes. Allí te miro e intento traducirte las preguntas que me parecen estúpidas, crueles e inhumanas.

Quieren saber qué haceis en su reino, cómo habeis entrado y cuánto tiempo llevais aquí. Quieren saber cómo os llamais, cómo se llaman vuestros padres y porqué habeis venido.

Tu pareja grita y pide piedad. Sabe que todas las preguntas van dirigidas a justificar una deportación al desierto. Tu pareja grita y te tranquiliza llamándote “honey”.

Tu niña sonríe, juega con su gorro y canta “haleluya”.

La policía busca un intérprete de árabe a inglés para hacer el parte y llevaros a Tribunal.

Me dices que si te deportan al desierto y allí te violan no crees que aguantarás el dolor, que aún estás recién parida.

Un policía se me acerca y me pregunta : ¿Por qué haceis ésto? ¿Por placer?. Este amable policía llama “esto” a acompañar a unos padres sumidos en el dolor, a comprar algo de comida para una niña que lleva todo el día sin probar bocado y a intentar traer un poco de humanidad o al menos de buen trato a esa puñetera comisaría.

Entonces le miro, me horroriza su frialdad, y le contesto, lo hacemos por amor. Veo en él a esos seres que comen, cagan y hacen de policía para poder seguir comiendo y cagando. Siento lástima.

Detienen a tu pareja en comisaría y me dicen que como caso humanitario te dejan dormir en casa. Mañana tienes que pasar el Tribunal junto a tu marido.

Te hundes. Es la primera vez que te veo enderezar ese vientre que te duele. Gritas y lloras hasta que un policía te manda callar.

No lo soporto, me puede la escena y le pido por favor que entienda que tu hijo ha muerto hoy, que estás recién parida, que te duelen las entrañas.

Me responde con desprecio que en este reino hay unas leyes, que aquí se hace lo que dice el procurador del rey y que tú eres una NEGRA CLANDESTINA.

Mañana iremos al Tribunal, mañana un hombre de este reino decidirá si te tiran a ti y a tu niña al desierto de madrugada. A partir de ahí la suerte decidirá si serás violada, si tu hija será raptada o porqué no violada también.

Imagínate que todo eso te ha pasado hoy.

Imagínate que a todas nos duelen sus entrañas.

Imagínate que a todas nos duelen nuestras entrañas.

sábado, enero 09, 2010

Elogio del aburrimiento

Ayer, tomando chocolate con Chiqui, nos lamentábamos de que muchas veces vivimos en la superficie. Somos una generación de juicios rápidos, que nos saltamos ritos y no le damos importancia a los ritmos de los procesos, y estamos malacostumbrados a tenerlo todo ahora y aquí. Sin duda, estos son síntomas de los infinitos avances de los que disfrutamos en nuestra parte rica del mundo. Algo que en principio es bueno, pero que puede degenerar en personas cuya única fuente de información es wikipedia, la plaza donde se relaciona con otra gente el messenger o el facebook y que sea incapaz de valorar lo diferente como una riqueza.
Pues una de las causas de todo esto nos parecía que era ausencia de aburrimiento. Sí, si uno no se pasa una tarde entera en su casa sin nada que hacer no se le ocurre coger un libro de la biblioteca y empezar a leerlo, o pararse a pensar en por qué sufrimos, o rezar dirigiéndose a un Dios del que sólo ha escuchado hablar a otros. Si Ignacio de Loyola no se hubiera aburrido durante una enfermedad no habría leído libros que le hicieron buscar a Dios, y finalmente fundar la Compañía de Jesús. Si Newton no hubiese tenido tiempo de aburrirse no habría empezado a curiosear haciendo experimentos. Si grandes poetas no hubiesen tenido tiempos aburridos no podríamos leer obras maestras de la literatura.
Pero hoy está prohibido aburrirse. Y si comenzamos a tener síntomas tenemos videoconsolas, internet, móviles, cines, y millones de oportunidades más para matar esa sensación de aburrimiento, desagradable ciertamente, pero que puede ser la puerta a cosas maravillosas.