lunes, febrero 25, 2008

No me fio de nadie

"Yo ya no me fío de nadie". Esto le escuché decir a Cristian hablando con un amigo suyo. Me dio pena. Pero no puedo reprochárselo. La vida le dice que siempre que ha confiado en alguien ha sufrido. Le han privado de un acto tan humano como sobrenatural: la confianza en otro. Y es una frase que escucho demasiado. "Tú asegurate lo tuyo, que no te puedes confiar". Me entristece.
Confiar supone dar a alguien tu seguridad, creer que otro va a mirar por ti, va a cuidarte, se va a preocupar. No es ser ingenuo. Es saberte amado. Por supuesto que yendo de confiados nos van a hacer sufrir alguna vez, porque nos equivocamos y porque hay gente que busca hacer daño. Pero es un riesgo que quiero correr.
Confiar en alguien me ayuda a ver mi limitación, a reconocer en el otro a un hermano, a estar tranquilo, a tener un poco menos de miedo a equivocarme.
Fiarse y sus hermanas: confianza, fidelidad, fe... Qué misterio es fiarse, confiar-en, tener fe en, ser fiel un Dios al que no veo, pero que configura mi vida. Qué misterio, pero qué alegría más honda.

lunes, febrero 18, 2008

Estar


¿Qué hacer cuando lo único que puedo haer es ver cómo arde el bosque?
Cuando un aluno va entrando en el laberinto de los placeres de plástico
cuando un amigo vive acompañado de mentiras que le anulan
si no puedo romper la máscara feliz que encierra el corazón amargo
cuando ves la flor morir sin poder tocarla por no destrozarla
cuando me veo diminuto ante el gigante de la injusticia
cuando la salud de quien quieres no tiene más fuerzas
y me siento extranjero donde nací.

¿No puedo hacer nada? Sólo estar. Permanecer. Aunque no me quede tranquilo. Acompañar en la distancia. Estar.

viernes, febrero 08, 2008

El poder de tu voz



Dice Amnistía internacional que este video está siendo vetado para emitirse en España. Me cuesta creerlo. ¿Nos van a vetar la utopía?

lunes, febrero 04, 2008

La vida es un carnaval

Ayer vi una tortuga que llevaba de la mano un elefante,
un astronauta en brazos del conde Drácula,
una señal de tráfico besando a un avestruz,
un erizo borracho sujetado por una jirafa
y a napoleón y cleopatra del brazo.

Estuve en el carnaval de Cádiz. Unos días en que los gaditanos salen a cantar las penas con una sonrisa en la boca, en los que nos reimos de nosotros mismos y los niños son mayores y los adultos son críos.
A veces siento que nos tomamos todo muy en serio. Y no es que nos haya cosas serias. Creo que por desgracia sé reirme de los demás, pero quiero aprender a reirme de mí mismo, de mis neuras y mis obsesiones, de mis fallos y mis despistes, de lo poco que soy y lo grande que me creo.
Nos encanta meternos en la piel de un personaje que no somos, jugar a ser otro, hacer broma de lo serio. Al menos por unos días que nos dejen soñar que la vida es un carnaval.