viernes, junio 12, 2009

Empatía


Una palabra que se ha ido colando cada vez más en nuestras conversaciones es “empatía”. Recuerdo que la primera vez que la escuché fue en Proyecto Hombre, y me dijeron que era ponerse en el lugar del otro. Hay otro palabra, compasión, que me parece que tienen el mismo origen, sólo que ésta ya está en el cementerio de palabras mal usadas. Algún día deberíamos ir y resucitar palabras preciosas como caridad, austeridad, humildad… que nos hemos cargado. Y lo malo es que de algunas no tenemos “sustitutas”, y lo que no se nombra dicen los filósofos del lenguaje que desaparece.

Consideraciones lingüísticas aparte, esa cualidad de la empatía me parece crucial. Creo que es un don, el poder hacernos conscientes de lo que otra persona vive. Supone renunciar a estar mirándome el ombligo, a salir de mi propio yo y atrevernos a mirar por las ventanas de los demás, con todos los riesgos que eso conlleva.

Hace poco una amiga me decía que le daba pena que los curas no teníamos empatía. No porque sea un problema de nuestro gremio sino porque ella pensaba que si alguien debía saber ponerse en el pellejo de otro debíamos ser los religiosos. No quiero entrar a ver quién tiene más empatía, pero me temo que no me equivoco al decir que es algo que nos falta hoy en día a toneladas, porque estamos tan ensimismados y con tantos “problemas” que no nos gusta ponernos en los zapatos de los demás.

Si me pongo a pensar en Jesús, me vienen muchas situaciones en las que él tenía la dichosa empatía. Hasta me parece que más de una vez nos cuentan que se le conmovieron las entrañas, es decir, se le revolvían las tripas a Jesús cuando veía a otros pasándolo mal. Creo que no nos vendría mal un poco menos de autoestima y poco más de empatía.