martes, julio 06, 2010

Regalos

Llevaba meses sin escribir nada en este blog. Nada previsto. Cuestión de inercias. A primera vista pensaba que dado que mi vida es más monótona como estudiante hay menos cosas que escribir. Esa es una impresión que he tenido muchas veces, y que todavía me sigue tentando. Que una vida con cambios, retos, impactos, aventurera, llamativa merece más la pena ser vivida. Mientras que tantos millones de vidas grises, rutinarias, monótonas, que resultan menos atractivas, son menos interesantes. Eso es una falacia.

Tiene gracia que escriba esto desde Sudán, donde este verano estoy teniendo una experiencia de trabajo con el JRS (Servicio Jesuita para los Refugiados). Y quizá por eso tenga más valor esta reflexión. Porque aquí la vida, al menos para los que aterrizamos en estas tierra por primera vez, es una hemorragia de sensaciones. Pero la intensidad, la profundidad o la sacralidad de nuestra vida no depende de lo que nos pase “externamente”, de los cambios que haya, sino de cómo vivamos lo que se nos da. Estoy convencido de esto, de que la vida se nos da, se nos regala a cada instante. Y si somos capaces de recibirla como don gratuito, aunque sea la vida más aburrida del mundo, será maravillosa, feliz y sagrada.

Llevo tiempo pidiéndole a Dios esta actitud, de saber acoger lo que se me da. De no caer en la tentación de apropiármelo, de creerme dueño, de exigir...

2 comentarios:

Elisa García España dijo...

Qué reflexión tan preciosa y cuánto hay detrás de cada palabra!!
Te echaba de menos. Gracias

ESPINENSES dijo...

Hola Javier, no nos conocemos de nada y sin embargo hoy, buscando cosas en internet, me encontré con tu blog y me puse a leerlo. Me ha parecido como si nos conociéramos, me has hecho encender el corazón y has conectado con mis búsquedas. Me alegra saber que Dios está enredando...y que otras vidas y pequeñas historias se entremezclan con las nuestras y nos abren a otros mundos y maneras de vivir. Gracias por tu sencillez y tu manera de expresar y exteriorizar lo que sientes, vives y quieres compartir. No pierdas esa frescura para escribir y ese deseo de compartir.
Un saludo desde Pamplona
Pil