
Lo que me consuela un poco es que la materia del estudio es importante para mí, pues aunque llevemos tiempo hablando de Dios, la fe, la iglesia… me falta mucha base para poder dar razones de lo que creo. Además creo que es bastante diferente estudiar con 18 años a hacerlo con casi treinta, pues uno ya tiene una capacidad crítica, unos intereses, una experiencia vital, y todo eso espero que ilumine es estudio.
Pero lo que más importante me parece es que voy con preguntas, cuestiones que quiero hacerle a la teología –aun a sabiendas que muchas no serán resultas-, pero lo más bonito es que muchos de esos interrogantes no son míos, sino que ha habido gente que me los ha ido entregando en estos años. Y esta encomienda es lo que más me mueve a estudiar.