
Cuando estudiaba filosofía leí que nadie había sido capaz de definir el tiempo. Notamos los cambios, y para explicarlos llamamos a algo tiempo.
Ahora no estudio filosofía y la cuestión es que llevo un tiempo peleado con el tiempo. Quizás sea por vivir en una gran ciudad, y es que aquí todo el mundo va corriendo de un lado a otros. Al principio pensaba que los que corrían eran gente importante y tenían que correr por eso. Ahora no creo que sea así. Hay una especie de virus de la "prisa" que se nos mete. Yo a veces también corro, aunque me cabrea descubrirme así.
Por ejemplo, cuando bajo rápidamente las escaleras del metro porque sonó el timbre del tren que está a punto de salir; o cuando no me paro con una amigoa en la calle porque voy tarde a clase; o no llamo a alguien querido porque "no tengo tiempo".
Así, pienso que me pierdo las cosas esenciales, aquellas que son invisibles a los ojos, como una buena y larga sobremesa, rezar sin mirar el reloj, leer poesía, un café de tres horas ese amigo de toda la vida, pasear por mi barrio...