lunes, agosto 11, 2008

Ejercicios

Estoy recién llegado de hacer ejercicios en Loyola (Guipuzcoa). Soy consiciente de que poder irme 8 días de retiro es un lujo hoy día, y me acordaba de tanta gente que lo desearía y no puede.
También otra gente me dice que no entiende qué hago durante ocho días en silencio. No se imaginan la cantidad de cosas que pasan dentro de uno en ese tiempo, pues puedo asegurar que no me he aburrido ni un instante: peleas, consolaciones del Señor, relectura de mi vida, dar gracias, traer a gente querida, resituarme ante el futuro, centrar mi vida en lo que realmente importa...
Al final se suelen hacer algunos propósitos para mejorar en adelante a partir de lo vivido. Yo este año no he hecho propósitos así, y no porque no me hagan falta. Este año el deseo final iba en torno a dejarme querer por un Dios que me hace un promesa de amor incondicional, que aunque no entiendo, me sobrepasa y va acompañada con una felicidad que no tiene nada que ver con las que nos prometen por ahí. Y es que no es tan fácil dejarse querer, pero siento que así podré encarar mi vida con valentía y querer a mis hermanos y hermanas de esa manera.

2 comentarios:

Nono dijo...

Gracias por expresar lo que sientes. Leyéndote me has transportado a los últimos ejercicios que hice en granada hace año y medio.Si que es un lujo,si. Ese tipo de experiencias hay que vivirlas para entenderlas. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Querido Javi:

De casualidad he venido a caer hoy en este blog, ¡qué sorpresa! Soy Paloma, de málaga. Recuerdo mucho la capilla de "Iconos" que hemos compartido esos días en Loyola. Para nosotras también una gracia del Señor, y un lujo.
Un abrazo muy fuerte en el Señor, Paloma.