Cuántas veces estamos deseando que llegue el fin de semana, o las vacaciones, o ese aniversario, aquella cita... Lo tremendo es que cuando llega, nos sorprendemos de nuevo proyectándonos ansiosos hacia un nuevo hito.
Otras veces -u otra gente- continuamente recordamos el curso pasado (tan feliz), cuando antes vivía en aquel lugar o estaba con aquella persona, cuando podía hacer tal cosa...
Es una suerte tener memoria feliz de nuestro pasado; y es precioso tener ilusiones que nos lanzan al fututo. Pero la tragedia es que el pasado ya no es, y el futuro todavía tampoco.
Nuestra vida es tan difícil como vivir este minuto apoyados en nuestra historia -aceptada y que nos ha construído- y saltando al futuro -ilusionante, que también nos va haciendo-.
Para esto hay que desear y soñar ¿no?
De una conversación con mi amigo Ángel LdC